A mi niña se le rompe la ilusión,
pues mujer se ha vuelto en una noche;
ahora piensa que se va su bello broche
y muy triste la deja esta cuestión.
No lo creas mi vida que no es cierto;
un suspiro en tu cuerpo ya habitaba
cuando yo a tu alma secuestraba,
con las armas de mi mas bello concierto.
No lo dudes, mi amor, y da por cierto,
que si muero al llegar el medio día,
en mi duelo, reiré con tu alegría.
En mi mano guardare la imagen tuya;
esa misma que enviaste mucho antes,
de que yo, pudiera imaginarte.
Emil.
sábado, 1 de noviembre de 2008
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